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Zen cristiano: reflexiones críticas sobre su impacto en la espiritualidad católica

El zen cristiano emerge a mediados del siglo XX, cuando varios religiosos cristianos, principalmente católicos, comienzan a adoptar métodos del budismo zen para revitalizar su práctica contemplativa. Este movimiento se ha extendido por Europa, América y varios países de Asia, a través de cursos, retiros y publicaciones. Un ejemplo destacado de esta integración es el del monje jesuita Hugo Enomiya-Lassalle, quien, en Japón, fue pionero en combinar la práctica del zen con el cristianismo. Enomiya-Lassalle guio a numerosos cristianos en retiros de meditación zen y promovió el diálogo entre ambas tradiciones. Sin embargo, el desarrollo del zen cristiano no ha estado exento de controversia, enfrentando críticas tanto desde el ámbito cristiano como desde el budista. Este artículo analiza críticamente el impacto del zen cristiano en la espiritualidad católica, explorando sus beneficios, tensiones doctrinales y las preguntas que plantea para el diálogo interreligioso.

Los partidarios del zen cristiano argumentan que la adopción del zen se justifica por su eficacia como herramienta para profundizar la experiencia contemplativa cristiana y mejorar la comprensión de las Escrituras. No obstante, teólogos cristianos han reaccionado con preocupación, señalando posibles transgresiones dogmáticas, mientras que eruditos budistas cuestionan la legitimidad de separar la meditación zen de su contexto budista. Por ejemplo, el teólogo Hans Urs von Balthasar criticó diversas formas de sincretismo, como el zen cristiano, al considerar que estas prácticas diluyen la identidad y comprometen la integridad de la fe cristiana [i]. Por otro lado, maestros zen, como Shunryu Suzuki, han advertido que separar el zen de su contexto budista puede desvirtuar su esencia y distorsionar su verdadero propósito [ii]. Esta tensión entre tradiciones ha generado un rico debate sobre la naturaleza de la experiencia espiritual y los límites del diálogo interreligioso.

El debate sobre el zen cristiano plantea preguntas fundamentales: ¿Es el zen practicado en este contexto el mismo que tiene sus raíces ancestrales en India y se desarrolló en China y Japón? ¿Puede el zen ser desarraigado de sus fundamentos budistas sin perder su esencia? ¿Es compatible la práctica del zen con la oración y la espiritualidad cristiana? ¿Cómo se justifica teológicamente la incorporación de la meditación zen en la vida cristiana? Estas cuestiones trascienden lo meramente académico, ya que afectan profundamente la práctica espiritual de miles de cristianos que han integrado elementos del zen en su vida, enfrentando el desafío de armonizar ambas tradiciones de manera auténtica y coherente.

La comprensión del zen en el zen cristiano difiere significativamente de la tradición chan y zen histórica. Mientras que el zen tradicional está profundamente arraigado en el budismo mahāyāna, con sus doctrinas y prácticas específicas, el zen cristiano presenta el zen como una metodología universal y transreligiosa, desprovista de un contenido doctrinal budista. Esta interpretación encuentra sus bases iniciales en ideas surgidas durante la reforma Meiji del budismo japonés, un período de profunda transformación y occidentalización que marcó el primer paso en la manera en que el zen fue presentado al mundo occidental.

Un aspecto crucial en el desarrollo del zen cristiano fue su conexión con la escuela Sanbōkyōdan (ahora denominada Sanbō-Zen), especialmente a través del maestro Yamada Kōun. Esta escuela, considerada heterodoxa por el zen tradicional japonés, fue única en permitir que cristianos practicaran zen sin abandonar su fe, e incluso autorizó a algunos como maestros zen.

Hugo Enomiya-Lassalle (1898 – 1990) con Yamada Kōun (1907—1989)

Entre los cristianos autorizados como maestros zen por Yamada Kōun se encuentran figuras como el monje benedictino Willigis Jäger, quien integró estas enseñanzas en su vida monástica. Sin embargo, sus enseñanzas, que buscaban combinar el zen con el cristianismo, lo llevaron a ser disciplinado por la Iglesia Católica, que le prohibió enseñar públicamente en su nombre. Esta apertura sin precedentes por parte de Yamada Kōun y la escuela Sanbōkyōdan constituye una excepción dentro del zen tradicional japonés, que generalmente no busca integrar otras religiones. La influencia de Sanbōkyōdan fue clave para el surgimiento del zen cristiano, aunque también planteó preguntas sobre la autenticidad y legitimidad de esta transmisión. Este enfoque universalista marcó un modelo que ha influido en la forma en que el zen se ha adaptado al contexto cristiano y occidental, aunque no ha sido adoptado por las escuelas zen tradicionales.

Willigis Jäger (1925 –2020)

Las diferencias fundamentales entre el budismo y el cristianismo presentan desafíos significativos para el zen cristiano. El budismo es una tradición no teísta que enfatiza la originación dependiente —la enseñanza que sostiene que todos los fenómenos surgen en dependencia de causas y condiciones— y la doctrina del no-yo —que se refiere a la ausencia de un «yo» permanente, fijo o independiente— En contraste, el cristianismo se basa en la creencia en un Dios personal y creador, la existencia de un alma inmortal y la salvación como un don de la gracia divina. Estas diferencias doctrinales no son superficiales; por el contrario, afectan profundamente la naturaleza misma de la práctica y sus objetivos. La tensión entre estas visiones del mundo ha llevado a diversos intentos de reconciliación, algunos más exitosos que otros, y sigue siendo un tema de debate tanto en el ámbito teológico como en el práctico.

La práctica de la meditación en el zen cristiano también plantea cuestiones importantes. Mientras que la contemplación cristiana tradicional está orientada hacia el encuentro con Dios y está arraigada en la revelación cristiana, la meditación zen busca el despertar a la verdadera naturaleza de la realidad según la comprensión budista. La tentativa de reconciliar estas diferentes aproximaciones ha llevado a interpretaciones que pueden distorsionar tanto la tradición zen como la cristiana. Algunos practicantes han desarrollado métodos híbridos que intentan mantener la integridad de ambas tradiciones, mientras que otros han optado por una separación más clara entre las prácticas.

Retrato en tinta de Rinzai (Linji) por Soga Jasoku (hacia 1300)

Las experiencias espirituales del zen (kenshō) y la contemplación cristiana (unión mística) también presentan diferencias significativas. Aunque pueden compartir algunos aspectos fenomenológicos, sus contextos, interpretaciones y significados son fundamentalmente distintos. El kenshō es una experiencia de la naturaleza de Buda y la no dualidad, mientras que la unión mística cristiana es un encuentro personal con Dios facilitado por la gracia divina. Esta distinción fundamental ha llevado a debates sobre la naturaleza de la experiencia religiosa y la posibilidad de que experiencias similares puedan tener interpretaciones radicalmente diferentes según el contexto religioso.

El impacto del zen cristiano en la vida monástica cristiana ha sido particularmente notable. Numerosos monasterios y conventos han incorporado elementos de la práctica zen en su rutina diaria, desde la postura de meditación hasta la atención plena en las actividades cotidianas. Esta integración ha llevado a una renovación de la vida contemplativa en muchas comunidades religiosas, aunque también ha generado tensiones con las autoridades eclesiásticas más tradicionales.

La formación de maestros zen cristianos representa otro aspecto controvertido del movimiento. Mientras que algunos han recibido autorización formal de maestros zen japoneses, otros han desarrollado sus propias interpretaciones y métodos de enseñanza. Esta diversidad de aproximaciones ha enriquecido el movimiento, pero también ha planteado preguntas sobre la autenticidad y la legitimidad de la transmisión.

El zen cristiano ha tenido un impacto significativo en la teología cristiana contemporánea, especialmente en áreas como la mística comparada y el diálogo interreligioso. Ha contribuido a una mayor apertura hacia otras tradiciones espirituales y ha fomentado una reflexión profunda sobre la naturaleza de la experiencia religiosa. Sin embargo, también ha generado preocupaciones sobre el sincretismo y la posible dilución de la identidad cristiana.

En el ámbito pastoral, el zen cristiano ha proporcionado herramientas prácticas para la renovación espiritual de muchos cristianos. La simplicidad y efectividad de las técnicas de meditación zen han ayudado a muchos a redescubrir la dimensión contemplativa de su propia tradición. No obstante, esto también ha planteado desafíos en términos de formación adecuada y acompañamiento espiritual.

Fuente:https://www.jesuits.global/es/2023/04/03/un-lugar-de-encuentro-entre-el-cristianismo-y-el-zen/

El zen cristiano representa un intento de diálogo interreligioso práctico, pero plantea preguntas fundamentales sobre la naturaleza de la experiencia religiosa y la posibilidad de trasplantar prácticas espirituales entre tradiciones diferentes. Aunque algunos practicantes reportan beneficios en su vida espiritual, la legitimidad del zen cristiano como práctica híbrida sigue siendo cuestionada tanto por autoridades cristianas como por maestros zen tradicionales.

En conclusión, el zen del zen cristiano parece ser una reinterpretación moderna que se aleja significativamente del zen tradicional. Aunque puede ofrecer herramientas útiles para algunos practicantes cristianos, y existen voces dentro del budismo y el cristianismo que reconocen el valor de este tipo de diálogo interreligioso y de las prácticas híbridas, su fundamentación teológica y su relación con ambas tradiciones religiosas continúa siendo problemática.

El fenómeno del zen cristiano ilustra los desafíos y complejidades del diálogo interreligioso contemporáneo, especialmente cuando implica la adopción de prácticas entre tradiciones con cosmovisiones fundamentalmente diferentes. ¿Puede esta práctica híbrida ser un puente auténtico entre religiones, o corre el riesgo de diluir las identidades espirituales que busca conectar? El zen cristiano nos invita a reflexionar sobre los límites y posibilidades del diálogo interreligioso. ¿Cómo podemos fomentar prácticas híbridas que respeten la integridad de las tradiciones originales mientras enriquecen nuestra espiritualidad? Este es un desafío clave para el diálogo religioso en el siglo XXI.

*Este texto se fundamenta en un capítulo de mi autoría titulado “El zen cristiano: examen crítico del uso del zen entre católicos”, incluido en el segundo volumen del libro Estudios Budistas en América Latina y España, libro que he coeditado junto con el Dr. Jaume Vallverdú. Fue publicado por Publicacions URV en coedición con la Fundación Dharma-Gaia el día 8 de octubre de 2024. Esta obra reúne investigaciones de destacados especialistas y analiza el impacto, la evolución y las prácticas del budismo en contextos hispanohablantes. Dividida en dos volúmenes, la publicación constituye una valiosa contribución al estudio del budismo en América Latina y España, promoviendo el diálogo interdisciplinario e interreligioso. Ambos volúmenes están disponibles en formato PDF y pueden descargarse gratuitamente a través de los siguientes enlaces primer volumen y segundo volumen.

Bibliografía / Webgrafía

Baatz, U. (2019) “Why do Christians practice Zen?”, en E. J. Harris y J. O’Grady (eds.), Meditation in Buddhist-Christian Encounter: A Critical Analysis, Sankt Ottlien: Eos Editions, pp. 145-195.

Carini, C. y Puglisi, R. (2015) “¿Un budismo zen cristiano? Intersecciones rituales e intercambios simbólicos en la escuela Zendo Betania de Argentina desde una perspectiva etnográfica”, ponencia XV Jornadas Interescuelas, Comodoro Rivadavia.

Enomiya-Lassalle, H. M.  (1974) Zen Meditation for Christians, LaSalle: Open Court Publ.

Kōun, Yamada (2015). Zen: The Authentic Gate, Wisdom Publications.

Jäger, W. (1987) The Way to Contemplation, Nueva York: Paulist Press.

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[i] En su obra Truth is Symphonic: Aspects of Christian Pluralism (La verdad es sinfónica: aspectos del pluralismo cristiano), von Balthasar argumenta que el cristianismo debe interactuar con otras tradiciones, pero sin comprometer su núcleo teológico ni relativizar la verdad de Cristo. Aunque no menciona el zen cristiano específicamente, su postura crítica hacia el sincretismo puede extrapolarse a prácticas como esta.

[ii] Shunryu Suzuki, en su libro Zen Mind, Beginner’s Mind (Mente zen, mente de principiante), enfatiza que el zen está arraigado en la tradición budista y que su práctica no puede separarse de su contexto espiritual y filosófico sin perder su esencia. Suzuki subraya la importancia de comprender el zen como una expresión integral del budismo, más allá de una técnica o filosofía aislada.

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Daniel Millet Gil es licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma de Barcelona y posee un máster y doctorado en Estudios Budistas por el Centro de Estudios Budistas de la Universidad de Hong Kong. Galardonado con el premio Tung Lin Kok Yuen a la excelencia en estudios budistas (2018-2019). Es editor ejecutivo y colaborador habitual a la plataforma Buddhistdoor en Español y fundador-presidente de la Fundación Dharma-Gaia, una organización sin fines de lucro dedicada a la enseñanza académica y difusión del budismo en los países de habla hispana. Esta fundación también promueve y patrocina el Festival de Cine Budista de Cataluña. Además, Millet se desempeña como codirector del programa de Estudios Budistas de la Fundació Universitat Rovira i Virgili (FURV). En el ámbito editorial, dirige tanto la Editorial Dharma-Gaia como la Editorial Unalome, ambas especializadas en la publicación de traducciones de textos budistas. Sus numerosas publicaciones académicas y de divulgación están disponibles en: https://hku-hk.academia.edu/DanielMillet